Angélica Santa Olaya

DE SOLDADO A VAMPIRO


Su silueta deambula con pasos lentos y cortos alrededor de la fuente de los coyotes. La espigada figura se alarga aún más por el negro abrigo de terciopelo, los pantalones de cuero untados a las piernas y lacios cabellos sobre la espalda. Gruesas líneas de color negro cruzan sus ojos y subrayan la línea horizontal de la boca. Sus manos sostienen un ramo de rosas, también negras, que ofrece a los paseantes. Extiende la mano entrecerrando un poco los ojos con desconfianza. Quiere saber qué va a ganar con la entrevista. Propone la compra de una rosa a cambio. Finalmente, acepta trocar sus palabras por un libro de poesía que recibe con una sonrisa. Las lánguidas líneas de su maquillaje traicionan, por un segundo, el propósito con que fueron trazadas: representar a un ser triste y melancólico.


“Me ofende que me confundan con Marilyn Manson. Es como si me mentaran la madre. No soy un satánico, por eso traigo esta cruz que simboliza el equilibrio en la balanza”. Muestra un crucifijo de unos doce centímetros de largo, estilo gótico, con una piedra roja en el centro, que cuelga junto a otros símbolos de origen celta y medieval. Describe las cuatro ramas de los dark: vampirismo, satanismo, nazismo y muerte; asegura pertenecer a la primera.

Los ojos apacibles de Ignacio Had-hael miran fijamente mientras explica que su abuelo era árabe y que su nombre corresponde a una diócesis en una provincia de Arabia. Su significado es “semejante”, dice. Had-hael lamenta haber nacido en México porque “los mexicanos aplastan a los mexicanos”. Para apoyar su tesis refiere a Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad: “Para el mexicano sólo hay dos posibilidades en la vida: chingar o ser chingado, aplastar o ser aplastado, y en México la mayoría de los mexicanos estamos chingados por los políticos”.

Mi padre es coronel retirado de caballería, dice entre orgulloso y apenado. Yo estuve en el ejército hace seis años porque quería ser piloto aviador y saber qué se sentía volar. Un día nos mandaron a Chiapas y no pude matar a mis hermanos. Vi morir a muchos de mis compañeros y a muchos campesinos. Cuando regresé a la ciudad me retiré. Quisieron darme un diploma. Cuando fui a recibirlo le dije al comandante: “Su diploma no va a revivir a mis compañeros muertos en campaña” y me fui. El ejército es lo peor.

Sus rasgos dibujan una mueca de tristeza que no está hecha de maquillaje. Sus palabras son suaves y su voz se torna ronca. Los dedos hacen correr con rapidez las hojas del libro sin prestar atención a su contenido. El pensamiento se encuentra en un lugar lejano aunque los ojos se posan en el correr de las páginas.

¿Cómo te introdujiste al movimiento gótico?

Cuando salí del ejército cambió mi vida. Me preocupó manifestar que este sistema nos lleva a la muerte. Además, yo era rocanrolero y rebelde desde chico. Me gustaba Kiss, Real de Catorce y Cabo San Lucas, así que me identifiqué con la filosofía dark.

¿Cuál es esa filosofía?

Fuerza y poder, paz y armonía para rebelarnos contra el sistema social.

¿Es lo mismo dark que gótico?

Sí, porque gótico es muerto en vida y dark es oscuridad.

¿Tú te sientes muerto en vida?

El sistema te mata en vida. Mi forma de vestir es una manifestación pacífica ante la represión que existe desde hace muchos años no nada más en México, por eso su origen está en Europa.

¿Qué quisieras decirle al mundo?

Que hay que manifestarse para cambiar este sistema social y luego tomar las armas porque desgraciadamente no hay otra manera de lograrlo. La corrupción es muy grande en estos momentos.

¿Si pudieras pedir un deseo cuál sería?

Volver a nacer para no cometer los mismos errores. Para poder estudiar más duro y lograr mis propósitos. También pediría un cambio social en México.

¿Hay símbolos en tu maquillaje y tu vestuario?

Sí. Mi maquillaje es una mezcla de Kiss y Brandon Lee: El Cuervo. Maquillaje negro sobre blanco. Esta línea debajo de mis ojos es símbolo de realeza entre los egipcios. El blanco y el negro son las dualidades que conviven siempre: para que haya día, debe haber noche, para que haya principio debe haber fin. Mi vestuario es de vampiro.

¿Lo compras o tú lo confeccionas?

Las dos cosas porque es caro. La gabardina de terciopelo la compré, me costó seiscientos pesos. La camisa yo me la hice con terciopelo morado y una camisa negra común. El pantalón es comprado porque es de cuero; caro, pero dura mucho. Ser gótico no es una moda, es un modo de ser, de pensar y de sentir; un estilo de vida.

¿Qué cosas te gustan y cuáles te parecen deleznables?

Me gusta el sol, la luna, las estrellas, el amor... Aborrezco el sistema represivo, la burla, la incomprensión...

¿Qué haces además de ser gótico?

Estudio Filosofía en la UNAM y vendo mis rosas los fines de semana. Vendo entre veinte y cuarenta cada día. Cuestan cuarenta pesos cada una.

¿Por qué Filosofía?

Porque le tengo amor a la sabiduría. A ver si me dejan terminar, porque estuve suspendido un año en la escuela por apoyar a Marcos haciendo propaganda subversiva. Cuando termine quiero dar clases y enseñar a los chavos a buscar la sabiduría.

¿Qué música escuchas?

Los Doors, Creedence, Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Led Zepellin, Black Sabat, Lacrimosa.

¿Qué te gusta leer?

De todo, Octavio Paz, García Márquez... literatura gótica como Byron, Poe, Shelley... para ser gótico hay que leer.

Had-hael menciona que es divorciado y tiene una hija de seis años a quien ve con frecuencia. Al hablar de ella sus ojos se iluminan repentinamente. Su hija sabe que es dark. Una persona se acerca para comprar una rosa. Had-hael realiza la venta, regresa y se despide no sólo con una sonrisa sino con un beso vampiresco... en la mejilla.


No hay comentarios: