Adán Echeverría

Reflejos del fuego sobre el agua helada

Y aquí me tienes bajo la negrura del eclipse

Nadie como Tú para anegarme

Llevo el manto del basilisco colgado en la espalda

la voz del águila inundando la semilla

Déjame hacer nido en la roca de tu vientre

inundarte con el poder de mis agujas

Cuando entres

no dejaré que salgas del remolino que me habita

violento laberinto de miradas

Cada dos días seré látigo y voz que te domine

cada tres iremos a repartir el pan

la costilla y el lodo

Él y el escondite de los truenos

Ella y la voz cautiva del lenguaje


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