Un cuarto de hotel en el paraíso literario


La llegada a un hotel, pagar la habitación que está ocupada; esperar. Ver sin ser visto, sentir que un niño te sostiene la mirada; una ventana opacada por una nueva estructura, el fantasmagórico patio. Creer que se está prisionero en un cuarto; la soledad entre inquilinos. El pensamiento de estar caminando en los pisos de un antiguo colegio, carcomido y transformado por los años, y el resurgimiento del ser, son sólo algunas de las imágenes que pueden penetrar, de primer impacto, en la mente del lector de “Cuarto de hotel”, reciente libro de la escritora mexiquense, Coral Bracho y publicado por la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí y Ediciones Era, en el año pasado.

Con una propuesta diferente a la de sus trabajos anteriores, la autora del “Ser que va a morir” (Premio Aguascalientes de Poesía 1982), nos incita a una lectura de inicio a fin, sin las pausas de minutos u horas; un poema lleva al otro, se entrelazan en una historia poética que culmina con el goce de impresiones inesperadas para quien lee. Desde el primer texto, la palabra, el ritmo, las imágenes, introducen al relato de la voz lírica: /Comenzaron a llamarte la piedras, respiraban,/sus numerosos rostros, su palpitar/gesticulante/desde los muros. Veías/la entrada de la cueva y sabías. Tótems/fundiéndose. Una/respiración sobre otra. Es para ti. ¿Y qué habría/sido?/¿Y de ti qué habrían ganado y para qué?/Pero no entraste, sólo/te quedaste mirándolas./

La voz testiga, la íntima mirada de los sucesos; la vivencia propia, el presentimiento misterioso de estar y el no estar, de transportarse, de concebirse encerrado entre cuatro paredes: /No podemos salir del cuarto/porque es imposible empacar./En los objetos no hay proyecto de orden/ni solidez./No hay contorno ni peso/en que se identifiquen./Su condición inalterable/los hace cada vez menos comprensibles,/cada vez más ajenos./Más semejantes a nosotros./

Con este poemario, Coral Bracho reafirma su búsqueda poética, la unión entre el ritmo, la imagen y la pasión por la palabra; nos demuestra que la sencillez lingüística puede ser portadora de gran expresión literaria, dejándose atrás el hermetismo del contexto y la rigidez de las estructuras. Invitan al lector a presenciar los momentos, ser protagonistas táctiles de los muros que conforman la creación de espacios o escenarios de la historia poética de “Cuarto de hotel”: /Hay lugares que se tocan/en el filo/de lo que somos; otros/urden sus cauces. En ellos/se hunde este sol./ En ellos entra,/incontenible,/el torrente. Llena/de voz los cuartos, de murmullos/encendidos/los patios, la avidez del umbral;/un palpitar de fuego,/un manantial incandescente…/

Dividido en seis apartados, los 38 poemas que integran el libro son la exploración hacia lo íntimo del ser humano, los diferentes orbes que vive, es uno mismo en su propia naturaleza. De esta forma, el ejemplar puede estar en manos del iniciado en la poesía como del ya experimentado lector y conocedor de formas y herramientas de creación literaria; no es un libro complejo ni en forma ni en contenido; es, en palabras de quien opina, un poemario exquisitamente tratado.


1 comentario:

Fernando R. Arjona dijo...

Mis muy queridos amigos:

Por fin publiqué mi novela “Entre Serpientes y Aluxes” y quedó fabulosa.

Debo aclarar que no fue como deseaba al principio, es decir, en un libro físico y de pasta plastilizada, ya que nunca pude reunir lo casi 60 mil pesos que me pedían algunas editoriales –mientras que otras lo rechazaron por no ser su línea, bueno, ni modo- para publicarlo, por eso decidí subirlo a la web.

Abrí un blog libre de restricciones para el que quiera pueda leer mi obra y si lo desea, hacerme críticas, comentarios, observaciones, felicitaciones e invitaciones a cenar.
La dirección http://dizbtunich.blogspot.com/ es donde podrán encontrar el escrito, adornado con unos sencillos dibujillos de mi creación para dar ambiente.

Sólo pido un favor, si les gusta recomiéndenlo a sus amigos para que también lo disfruten y si no, envíenselo a sus enemigos como venganza.

Mil gracias

Fernando Arjona