Viñedo es el hombre
Instantáneo, mítico y raquídeo.
Incestuoso de ladrar se alza
colmado, cegado lo impúdico
hasta la delicia del vino
que lo hizo pan,
listo al polvo y siempre volátil.
¡cegador de astros! acallador de la licencia
con que viene, recién nacido,
a los tropeles de lo urbano,
del centelleo mineral,
veloz, umbilical y pecador nonato.
Sucio como el camino
con ferviente ansía de atragantarse música,
alimentarse de aire.
Agua
agua
agua
celestial de la que nace,
para perderse en la muchedumbre
sin conmiseración del
homini lupus homo
Original del hombre: Míranos, tiéntanos, huélenos.
Ten piedad del racimo, tú sabes,
de lo posible en lo imposible
de lo proposicional y sustancial ,del yo, que aguarda
el momento de volver al polvo y sentirse vino
con el puño fidedigno que le dan
los trescientos mil espermas sacrificados
para darse luz, un día,
que tú y no él,
buscó desde el inicio.
Viñedo es el hombre.
Acúdenos tú, señor del infinito
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